Entre todos los recuerdos que me llevo de 2020 es el de escribir un libro. Sí, en medio de la pandemia, de todo lo incierto, doloroso, confuso y hasta raro que estaba sucediendo, las teclas de mi computadora no dejaban de hacer clic mientras yo las golpeaba para llegar a la meta de entregar el manuscrito en fecha.
Te confieso que hubo momentos en que se me hizo muy difícil, de diversas maneras. Por un lado, lo que antes era una casa silenciosa, durante la mayor parte del día, ahora funcionaba no solo como casa sino como escuela para mis hijos, oficina para mi esposo y para mí, más nuestro perrito, y los cinco estábamos aquí constantemente. De ese tiempo y las experiencias también te cuento en el libro.
Sin embargo, como en la economía de Dios nada se desperdicia, ese tiempo vino muy bien con el tema del libro que estaba escribiendo: un corazón nuevo. Las circunstancias que vivíamos me dieron muchas lecciones, me revelaron pecados de mi propio corazón de los que ni me había percatado, y me ayudaron también a ver la esperanza bajo colores nuevos y muy reales.
Sí, en medio de una pandemia Dios me recordó una vez más cuánto necesitamos su intervención para darnos un corazón regenerado, nuevo y cómo luce eso en nuestra vida cotidiana.
Hoy ese libro ve la luz. Y, aunque ya no es la primera vez que vivo la experiencia, no deja de asombrarme y dejarme sin palabras por la bondad infinita del Señor. La verdad es que no merezco nada de esto. Servir a Dios y contribuir a la edificación de su pueblo no es algo que nos podamos ganar jamás, Él simplemente ha decidido usarnos a pesar de nosotros mismos. No importa en qué capacidad le sirvamos. Escribir no es más glorioso que servir un plato de comida a alguien, abrir las puertas de nuestra casa, cambiar pañales o cualquier otra cosa. Porque en cada una de estas cosas tenemos la oportunidad de hacerlo para la gloria de Dios. Eso, por cierto, es lo que quiero recordar cada día de 2021, ese es mi enfoque en este año, que todo sea para Su gloria.
Sin embargo, sí reconozco la gran responsabilidad que encierra el enseñar a otros, especialmente si estamos enseñando sobre Dios y lo que Él ha dicho en Su palabra. Así que, con temor y temblor, te presento este nuevo libro. Lo que escribí en la introducción, aquí lo repito: «Mi deseo y mi oración es que, al finalizar cada capítulo, haya en nosotras un anhelo más ardiente de parecernos a Cristo y reflejarle al vivir e interactuar con los demás… Siempre he dicho que la vida cristiana se parece mucho a una carrera de resistencia, de esas que son largas y que requieren intencionalidad para llegar a la meta. Oro que este libro sea una herramienta que te ayude en la carrera. Sin embargo, no olvides que ninguna herramienta es útil si perdemos de vista su objetivo. El objetivo de esta es que tus ojos cada día se vuelvan a Jesús, porque solo Él hace nuevo el corazón y nos lleva de la mano hasta el final.»
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Hoy, a las 12 pm (hora de Miami), tendremos un evento en Instagram para celebrar. ¡Te invito!
Desde ya te doy muchas gracias por el apoyo a este libro y a la casa editorial que lo hace posible.
¡A Dios sea la gloria!
Wendy
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