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Foto del escritorWendy Bello

Amada y completa

El departamento del amor sin dudas era un problema para esta mujer, que pasó a la historia con el sobrenombre de «la samaritana». Su trayectoria amorosa tiene varios capítulos con nombres diferentes. Y Jesús, que nos conoce mejor que nadie, le habló del tema porque sabía cuán neurálgico era para ella.



Esta mujer buscaba amor en todos los lugares equivocados, y de tanto buscar, estaba vacía. La verdad es que desde que nacemos estamos buscando amor. De hecho, está demostrado que un bebé para que crezca bien, a buen ritmo, y saludable, necesita recibir amor, necesita ese trato donde se transpira aquello que dice: te amo, tu vida es una alegría para mí, eres importante.


Pero, ¿qué si esa necesidad no quedó llena cuando eras niña? ¿Qué si cuando se suponía que recibieras un amor incondicional, el de tus padres, no sucedió? ¿Qué si tu papá abandonó la casa o si su amor dependía de cuán bien te fuera en la escuela? ¿Qué si sufriste abuso o tu esposo te abandonó?


Eso marca, me marcó a mí. Cuando era niña escuché decir una vez a una persona muy cercana que no le importaba si nunca más me volvía a ver. Otras relaciones en su vida eran más importantes. Cuando tienes 5 años, esas palabras te marcan. Y te vuelven a marcar cuando las promesas no se cumplen, cuando te sientes abandonada y eres adolescente.


Te marcan como a la samaritana que en busca de amor quedó marcada; y quizá entonces piensas que tal vez un día también Dios te va a abandonar. Y vives la vida con temor, dudando de si realmente Dios va a hacer lo que dice, si realmente puedes entregarte a su voluntad al 100, sin miedo al futuro.


¿Cómo puedes entender el amor de Padre que viene de Dios, a quien no ves, si las personas. a quienes si ves, no lo hicieron? Vayamos a la Palabra.

En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que Él nos amó a nosotros y envió a Su Hijo como propiciación por nuestros pecados. 1 Juan 4:10, 16 y 18

Solo cuando nuestros ojos son abiertos al amor de Dios podemos dejar de buscar amor en lugares equivocados; nuestros corazones se sanan y la vida se puede vivir sin temor. Es entonces cuando de verdad entendemos el mensaje de Romanos 8. Solo así podemos, a pesar de las heridas, perdonar, vivir como mujeres completas. El amor de Dios, en la obra de Cristo, nos ha hecho completas. Eso es lo que nos dice también la Escritura en este otro pasaje:


...y ustedes han sido hechos completos en Él, que es la cabeza sobre todo poder y autoridad. Colosenses 2:10

Una mujer completa es una mujer que habita en Cristo y sabe que es amada por su Padre celestial. Fíjate bien, no es una mujer que entiende que Dios le ama, es una mujer que se sabe amada, que vive convencida del amor de Dios y aunque falten otros amores, ella sabe que está completa, porque ha sido rescatada por el amor de Dios.


¿En qué pozo estás buscando amor? ¿Esposo, hijos, familia, amigas? La necesidad de amor es normal, fue puesta por Dios pero tenemos que procesarla de la manera correcta. Por eso cuando la mujer le dice: «Señor, yo quiero de esa agua», Jesús la manda a buscar a su esposo, para que ella entendiera que su sed era mucho más profunda, que había una necesidad que solo Él podía saciar, y saciar para siempre.


Todavía a veces batallo y entonces tengo que darle órdenes a mi corazón para que se alinee con lo que ya mi mente sabe: Dios me ama; me ama, me amó y me amará. Y en su amor puedo caminar segura. En su amor puedo descansar, en su amor puedo confiar incluso en los momentos duros, en los que no entiendo, en la soledad. Por su amor sé que no tengo que hacer nada para ganarme su aprobación. Ya estoy aprobada, en Cristo. Ya soy una mujer completa. Si tú has confiado en Cristo como Salvador de tu vida, entonces igual estás completa. ¡Y también eres amada!


Bendiciones,


Wendy


(Parte del contenido de este artículo fue tomada del libro "Decisiones que transforman: un estudio bíblico sobre nuevos comienzos")




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