top of page
Buscar

La oración que Dios escucha (parte 1)

  • Foto del escritor: Wendy Bello
    Wendy Bello
  • 23 jun 2021
  • 7 Min. de lectura

ĀæCuĆ”ntas veces has escuchado a alguien decir ā€œyo creo que Dios no me escuchaā€? ĀæCuĆ”ntas veces tal vez has escuchado a otra persona decir ā€œyo no sĆ© cómo orarā€? Tal vez incluso has pensado en algĆŗn momento que tu oración no pasa del techo. Y es que por alguna razón esas ideas cruzan a menudo por la mente de los creyentes.



Creo que debemos primero seƱalar que Dios sĆ­ escucha, sea una oración u otra cosa, Ā”porque Dios es omnipresente y omnisciente! EstĆ” en todas partes y todo lo sabe. De manera que Ɖl siempre nos escucha. Ahora bien, sĆ© que como creyentes oramos, y todavĆ­a no he conocido al primer creyente que me diga que no quisiera orar mĆ”s o ā€œmejorā€, o que sus oraciones fueran mĆ”s eficaces, pensando en la frase de la carta de Santiago.


La verdad es que la Biblia sí nos habla mucho de la oración, contiene muchísimas oraciones y también nos enseña cómo orar. Esa enseñanza estÔ en uno de los pasajes mÔs conocidos, el Sermón del Monte. Allí el propio Jesús nos da una lección sencilla, pero muy profunda, acerca de cómo orar. Y, si Jesús enseñó a orar de esta manera, entonces esta oración es la manera de orar. ”Es el tipo de oración eficaz, que Dios escucha!


¿Cómo comienza la oración que Jesús modeló?


Padre nuestro que estƔs en los cielos,

Santificado sea Tu nombre.


Comienza por enseƱenarnos a quiĆ©n oramos: Padre nuestro. Oramos a Dios quien es nuestro Padre, es una combinación de reverencia y calidez, cercanĆ­a. No es a un Dios distante, pero tampoco a un ā€œdiositoā€. Si te das cuenta, solo un grupo de personas puede reamente orar a Dios. ĀæQuiĆ©nes? Los hijos. ĀæY quiĆ©nes son los hijos?: ā€œPero a todos los que lo recibieron, les dio el derecho de llegar a ser hijos de Dios, es decir, a los que creen en Su nombre, que no nacieron de sangre, ni de la voluntad de la carne, ni de la voluntad del hombre, sino de Diosā€ (Juan 1:12-13).


Orar a Dios entonces es un privilegio que hemos recibido por gracia a travĆ©s de Cristo. Tenemos con Ɖl una relación Ć­ntima, la mĆ”s Ć­ntima que se puede tener en este universo humano. Tenemos acceso a Dios porque es nuestro Padre, eso es lo que hacemos a travĆ©s de la oración. Y, al mismo tiempo, es una declaración de confianza en quiĆ©n es Dios: nuestro Padre.


Orar a Dios entonces es un privilegio que hemos recibido por gracia a travƩs de Cristo.

Oramos al Dios Padre que estĆ” en los cielos. Es decir, al Dios grande, soberano que rige sobre todo y todos, como nos enseƱa Salmos 103:19, ā€œEl SeƱor ha establecido Su trono en los cielos, Y Su reino domina sobre todoā€. Cuando oramos, debemos recordar que oramos no solo a Dios nuestro Padre sino al Dios que tiene control de todas las cosas. Ese rasgo del carĆ”cter de Dios es una garantĆ­a para nuestra oración, que no es hecha a un dios falso, impotente, caprichoso, sino al Dios de los cielos, Creador, Todopoderoso, Soberano.


Seguidamente encontramos en esta oración tres peticiones que no se enfocan en nosotros, sino en Dios. Y eso debemos considerarlo porque muchas veces nuestras oraciones parecen listas que presentamos al genio de la lÔmpara, llegamos a Dios con la mentalidad de mÔquina dispensadora: echo una moneda para recibir lo que seleccioné. De ahí que esta manera de orar que Jesús enseña es tan diferente, porque no comienza con nosotros, comienza con Dios.


Primera petición: Que el nombre de Dios sea santificado


Es una oración que busca la exaltación de Dios, que la santidad de Dios sea reconocida, que nos recuerda maravillarnos ante quién es Dios. Es una expresión de adoración. La oración que agrada a Dios es una oración que expresa adoración. No como un acto mecÔnico sino un acto del corazón que se deleita y asombra ante la grandeza de nuestro Padre que mora en los cielos.


Segunda petición: Que el reino de Dios venga.


Esta es la segunda petición que tiene que ver mĆ”s con Dios que con nosotros. Los cristianos vivimos en esta tensión del ya, pero todavĆ­a no. ĀæQuĆ© quiere decir eso? Que JesĆŗs ya vino, que el Reno de los cielos ya se acercó a nosotros, pero todavĆ­a no estĆ” establecido para siempre, todavĆ­a Ɖl no ha regresado. AsĆ­ que, al orar, esta idea debe permear nuestra mente, que el reino de Dios venga por completo, que por fin sea establecido en cada lugar, en cada situación. Ā”Que en nuestras vidas, como cristianos, haya un deseo ardiente de que este Reino se establezca en nuestras mentes, actitudes, deseos!


;Pedir que el reino de Dios venga también implica que por fin sea establecido en este mundo para siempre. Nosotros sabemos que Dios reina, eso no ha cambiado desde el principio, pero este mundo pecador no reconoce su reinado, este mundo sufre, estÔ roto, tiene enfermedades, injusticias, dolor, y eso solo terminarÔ cuando el reino de Dios venga por completo a la Tierra. ”Tenemos que orar por esto! Miremos a nuestro alrededor. Oremos que el Señor ponga ese deseo ferviente en nuestros corazones; que nos ayude porque estamos demasiado enamorados de la realidad que nuestros ojos pueden ver, y olvidamos que hay un mundo mucho mejor del que seremos parte cuando Cristo consume su reinado.


Estamos demasiado enamorados de la realidad que nuestros ojos pueden ver, y olvidamos que hay un mundo mucho mejor del que seremos parte cuando Cristo consume su reinado.

Hermana, oremos que el Reino ya venga. En lugar de pensar que una revolución social solucionarÔ los problemas de este mundo arruinado por el pecado, ”oremos porque haya una revolución espiritual, el establecimiento del reino eterno de Cristo! No es casualidad que la Biblia termine con una oración muy similar, ”ven, Señor Jesús!


Tercera petición: Que se haga la voluntad de Dios.


HĆ”gase Tu voluntad, AsĆ­ en la tierra como en el cielo. ĀæQuĆ© piden estas palabras? Pues, lo que dicen claramente, que la voluntad de Dios sea hecha, en todo. Y, Āæsabes? Solo cuando estamos plenamente convencidos de que Dios es nuestro Padre, y de que tiene siempre nuestro bien en mente (como dice Romanos 8:28), es que podemos hacer esta oración. Porque la voluntad de Dios no siempre es algo fĆ”cil ni siquiera lo que escogerĆ­amos. Cuando estamos pasando por momentos difĆ­ciles, cuando se avecina una situación que nos asusta o preocupa, cuando la enfermedad nos ataca o una pandemia nos pone la vida en pausa, tambiĆ©n tenemos que orar asĆ­, que se haga su voluntad, porque su voluntad es perfecta. Dios Padre, que estĆ” en los cielos, siempre tiene un plan, nada le toma por sorpresa, podemos confiar en Ɖl.


JesĆŗs oró asĆ­ en GetsemanĆ­, Āælo recuerdas? Ā«Y adelantĆ”ndose un poco, cayó sobre Su rostro, orando y diciendo: Ā«Padre MĆ­o, si es posible, que pase de MĆ­ esta copa; pero no sea como Yo quiero, sino como TĆŗ quierasĀ». (Mt 29:39) Y luego vuelve a repetirlo: Ā«ApartĆ”ndose de nuevo, oró por segunda vez, diciendo: Ā«Padre MĆ­o, si esta copa no puede pasar sin que Yo la beba, hĆ”gase Tu voluntadĀ». Hay dos cosas aquĆ­ que debemos destacar: JesĆŗs no se puso su traje de super hĆ©roe y le dijo a Dios, Ā”estoy listo, que venga la cruz! Ā”No! El JesĆŗs hombre estaba afligido, estaba abrumado, dice la Biblia que ā€œoraba con mucho fervor; y Su sudor se volvió como gruesas gotas de sangre, que caĆ­an sobre la tierraā€. Eso es un sĆ­ntoma de un estrĆ©s tan fuerte que el cuerpo no lo puede soportar y los vasos capilares se rompen. ĀæPor quĆ© digo esto? Porque la oración que Dios escucha es una oración sincera, no una oración que disfraza lo que sentimos. Ā”A fin de cuentas, a Dios no podemos engaƱarlo! Pero nos engaƱamos a nosotros mismos cuando creemos que tenemos que dar una imagen de fortaleza que no tenemos. No, el Padre nos invita a derramar nuestro corazón, a expresar el dolor, la frustración, el temor, el cansancio, la duda, lo que sea. Ā”MĆ­ralo a lo largo de todo el libro de los salmos que son oraciones por excelencia!


Sin embargo, al mismo tiempo que JesĆŗs confesó su agonĆ­a, su deseo de no tener que pasar por la prueba, Ā”se sometió al Padre! ĀæPor quĆ©? Porque confiaba en Ɖl. Nosotros podemos hacer lo mismo. Hermana, si Dios dio a JesĆŗs para morir por nosotros, que es la mĆ”xima expresión de amor, Āæcómo no voy a confiar Ɖl incluso cuando mis circunstancias sean en extremo difĆ­ciles? Ā”Puedo confiar en su voluntad, aunque me cueste, me duela y preferirĆ­a un camino diferente!


Tim Keller dijo lo siguiente acerca de esta petición: ā€œSi no podemos decir ā€œhĆ”gase tu voluntadā€ desde el fondo de nuestros corazones, nunca tendremos pazā€. Y es cierto, porque si no confiamos en la voluntad de Dios, Āædónde crees que estĆ” nuestra confianza? En lo que yo puedo hacer, controlar, prever. Y eso nunca me darĆ” paz porque lo que yo puedo hacer, controlar y prever estĆ” limitado por mi humanidad. Ā”No soy Dios! Hermana, oremos para que nuestra voluntad, todo nuestro ser se someta a Dios.


La oración que Dios escucha es una oración que gira nuestro corazón hacia Ć©l, nos quita del trono de nuestro egocentrismo, del orgullo que nos engaƱa. Por eso, el modelo que JesĆŗs dio para orar comienza de esta manera, poniendo nuestros ojos en el Padre, expresĆ”ndole nuestra adoración, pidiendo su exaltación, que su reino venga, que su voluntad sea hecha. ĀæVerdad que eso cambia nuestra perspectiva? Es un reconocimiento de que nuestro mayor deleite estĆ” en Ɖl. Ɖl es nuestra mayor necesidad, nuestra mayor satisfacción.


La oración que Dios escucha es una oración que gira nuestro corazón hacia él, nos quita del trono de nuestro egocentrismo, del orgullo que nos engaña.

El próximo miércoles compartiré contigo la segunda parte de este artículo que se enfoca en lo que podríamos llamar la segunda parte de esa oración.


Oremos que el SeƱor nos enseƱe a orar y ponga en nostras el anhelo y deseo de buscarle cada dƭa mƔs.


Bendiciones,


Wendy


Acabas de leer "La oración que Dios escucha (parte 1)", ”te invito a compartirlo!

Ā 
Ā 
Ā 
© 2025 Wendy Bello. Todos los derechos reservados.
  • X
  • Facebook
  • Instagram
bottom of page